Quizá un tanto por comodidad o porque las ventas de los subcompactos todavía representan una importante rebanada del pastel de coches nuevos en suelo azteca, Hyundai nos presenta su interesante apuesta llamada Accent.
Pero hasta ahí llega el reparto genético compartido. En cuanto a imagen exterior, el Hyundai luce como un coche más costoso virtud de su parrilla hexagonal y fascia apegada a la filosofía Fluidic Sculpture. Sus grandes faros y una proporción de volúmenes más cercana a la versión europea de sedán lo vuelven más fluido y fresco, visualmente hablando.
Su cintura resulta discreta pero fuerte, gracias a unas ruedas de rin 17; el cierre, un atractivo remate apoyado en largas y elegantes calaveras que sustentan armoniosamente a una cajuela de buen tamaño.
En cuanto a la cabina, el aire que se respira es de calidad. Los plásticos si bien no acusan la suavidad de los premium, observan terminados de buena calidad y no hay rechinidos o detalles que hablen de bajo costo. Desde los asientos tapizados en símil de piel –con un diseño atractivo– hasta la clásica disposición de la cúpula con su pantalla monocromática entre los dos relojes –tacómetro y velocímetro–, que nos recuerdan a los primeros sedanes que analizamos de la casa coreana.
Su pantalla central, con posibilidades táctiles, tampoco sorprende pero da gusto que un coche de tamaño relativamente pequeño lo disponga, pese a su sencillez en los gráficos de su interfaz visual. Y si bien el volante también parece extraído de sus hermanos mayores, las funciones y posibilidades de sus botones facilitan el manejo de las amenidades que ofrece este Hyundai.
Aunque solo está disponible en la versión analizada –tope de gama, GLS–, el equipamiento resulta muy completo si vemos en el segmento que compite: seis bolsas de aire, ESC, climatizador, ventanillas eléctricas, sin castigo en tema de espacio personal. Porque abundan los compartimentos y huecos para multitud de objetos personales. Muy bien para ser un subcompacto. Eso sí, el espacio en la segunda fila no abunda, y pasajeros con tallas superiores al 1.70 metros padecerán restricciones en las rodillas.
Su movilidad corre por cuenta de un cuatro cilindros de 1.6 litros atmosférico, ya apreciado en el Kia Rio. No es un mal motor y su potencia de 121 y par motor de 150 Nm (111 lb-pie), nos concede una buena banda de uso. Afortunadamente, viene acoplado a una transmisión automática de seis relaciones, que extrae de manera muy asertiva el potencial de este propulsor.
En las vías de alta velocidad, el motor logra ritmos interesantes para su escasa cilindrada; a 3,000 rpm en la sexta relación, concede una conveniente velocidad de 110 km/h. Y todavía observa un gasto de combustible en la vecindad inferior de los 20 km/l. Nada mal para un subcompacto.
MOTOR
Tipo/cilindrada: L4, 1,591 cc
Potencia máxima: 121 HP a 6,300 rpm
Par máximo: 150 Nm a 4,850 rpm
TRANSMISIÓN
Caja: Automática, seis velocidades
Tracción: Delantera
DIMENSIONES
Peso vacío: 1,180 kg
Tanque de combustible: 45 litros
Largo x ancho x alto: 438 x 173 x 146 cm
Distancia entre ejes: 258 cm
Cajuela: 390 litros
PRUEBAS AUTOMÓVIL (a 2,240 msnm)
0 a 400 metros: 19.65 s
Rebase 80 a 120 km/h: 10.65 s
Frenado de 100 a 0 km/h: 38.6 m
Consumo medio: 12.6 km/l
informacion tomada de http://www.automovilonline.com.mx/article/hyundai-accent-glx-sedan-2018-prueba-de-manejo