Cuando el 10 de septiembre del año 2005 comenzó la comercialización del Fiat Punto 199 (conocido por Grande Punto) se esperaba que continuase con el éxito que la marca italiana había tenido en el segmento de los vehículos urbanos desde que en 1955 lanzase el Fiat 600. Se le presumía el éxito comercial de los Fiat 850, de los Fiat 127, del Fiat Uno y, sobre todo, de las dos primeras generaciones del Fiat Punto. Su andadura comercial comenzó con alegrías para el fabricante, pero recientemente hemos sabido que el Fiat Punto dejará de comercializarse en Europa la próxima primavera y, aunque inicialmente se rumoreaba que sería sustituido por el Fiat Argo, parece ser que finalmente no tendrá un reemplazo comercial directo.
Con el cese de la producción de este vehículo, el ahora grupo neerlandés parece querer poner fin a más de sesenta años de éxitos comerciales que dejarán de tener continuidad a principios del año 2018 y que dejan al grupo FCA en una posición comercial totalmente diferente a la que conocíamos décadas atrás, al dejar de tener, por primera vez en la historia reciente de la marca, un representante en el segmento de los vehículos urbanos
El coche urbano en Europa
Con un discreto permiso hacía los coches franceses, nadie en Europa tuvo tanta maestría a la hora de hacer coches pequeños y tanto éxito comercial a la hora de venderlos como Fiat. Cierto es que a los ojos de hoy se puede nombrar con cierto cariño al Renault 5, pero en su lanzamiento hubo más bien pocas cosas que celebrar. No fue hasta el año 1983, cuando comenzó la comercialización del sí exitoso Peugeot 205 cuando la petite voiture fraçaise se hizo un hueco en el mercado europeo.
Con esto no quiero decir, ni mucho menos, que no hubiera coches urbanos franceses de calidad. Mismamente el Peugeot 104 fue un coche robusto y en sus modelos superiores contaba con unos acabados equiparables al de coches más grandes, pero su éxito más allá de las tierras francesas fue casi nulo.
También fue en los ochenta cuando irrumpió en el mercado europeo el Volkswagen Polo 86C. La primera generación de este coche alemán, que llegó al mercado como el hermano pobre del Audi 50, no tuvo la difusión esperada y la segunda generación, lanzada en 1981 con motores de sólo 39 ó 50 caballos, poco podía hacer frente a modelos como el Fiat Uno, que ya desde su comercialización se ofreció con una horquilla de potencias entre los 45 y los 118 caballos, con carrocerías de tres y cinco puertas, con mecánicas diésel y gasolina, con cambios manuales de cuatro y cinco velocidades y con cambio por variación continua. Otros elementos que sí podía equipar el modelo italiano y que el urbano alemán no conocía ni de oídas fueron los elevalunas eléctricos, el cierre centralizado, la dirección asistida, el aire acondicionado…
El Peugeot 205 llegó al mercado con la intención de enfrentarse de tú a tú con el urbano italiano y cuando comenzó a venderse en 1983 contaba con mecánicas de gasolina de 45 a 80 caballos, cambios manuales de cuatro y cinco velocidades y unos niveles de equipamiento más parecidos a los del Fiat Uno que a los del Volkswagen Polo, que a pesar de su excesiva austeridad era el más caro de todos.
Fue también en el año 1983 cuando llegó otro de los vehículos urbanos más conocido por todos vosotros: el Ford Fiesta II. Aunque la primera generación de este urbano americano tuvo motores de hasta 83 caballos, sus niveles de acabado y posibilidades de equipamiento le dejaban en una posición bastante retrasada respecto a la nueva competencia. La segunda generación, que casi se puede decir que era una profunda revisión de la primera, ya aportó unos interiores de más calidad, mayores posibilidades de equipamiento y, sobre todo, una amplia oferta de mecánicas de gasolina y, el que en su momento fue el coche que menos gastaba en el mercado europeo, el 1.6D con un consumo a una velocidad constante de noventa kilómetros por hora por debajo de los cuatro litros. codigo plugin live facebook
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